Seguimos a vueltas con las posibilidades, fascinantes, de la IA. Hoy voy a tratar sobre su uso en la transcripción de miles de inscripciones babilónicas. El programa se llama Fragmentarium y con él se alimentará de fondos el Proyecto “Biblioteca Babilónica Electrónica” (eBL) (Podéis leer más al respecto en su página web)
El programa ha sido desarrollado por el profesor de Literatura Babilónica de la Universidad de Múnich Enrique Jiménez y permitirá a los investigadores acceder a miles de inscripciones cuneiformes hasta ahora desconocidas. A partir de una fotografía o dibujo los investigadores han transliterado el texto cuneiforme permitiendo y simplificando así su estudio a los historiadores y lingüistas.
En Fragmentarium el texto aparece acompañado de una imagen de la tablilla junto con sus medidas
y la época en la que fue escrito. LMU
Fragmentarium trabaja mediante la digitalización de las tabletas cuneiformes, partiendo de fotos aportadas por los museos de Bagdad y Británico. Uno de los problemas que se presentan a los traductores es que, al carecer por completo de ortografía, las ciudades de Mesopotamia tendían a crear versiones locales de cada palabra lo que dificulta enormemente la traduciones. Este problema o resuelve el programa incluyendo todas las variantes en cada una de sus inscripciones. Además Fragmentarium logra ubicar geográfica y temporalmente las tabletas, tarea de la que no se ocuparon los gestores de los fondos museísticos en su tiempo.
Desde el inicio del programa en 2018 Jiménez y su equipo han logrado transcribir 15.000 tablillas cuneiformes, doblando en cinco años el número de inscripciones publicadas hasta el momento.
El programa, por ejemplo, ha permitido completar La epopeya de Gilgamesh, uno de los relatos míticos más importantes del mundo mesopotámico, y del que solo se había traducido el 66%. Al mismo tiempo la demostrado que este mito siguió siendo popular mucho más tarde de lo que se pensaba (el fragmento más reciente ha sido fechado por el programa sobre el 130 a.C.)
Actualmente, Fragmentarium, ya es accesible a todo el mundo (hasta hace poco sólo lo era para los investigadores) de modo que “todo el mundo podrá jugar con Fragmentarium”. Todavía queda mucho trabajo por hacer en la digitalización de inscripciones procedentes de museos de todo el mundo; pero con el ritmo que lleva el equipo de Jiménez este proceso terminará relativamente pronto y entonces cualquier investigador tendrá acceso a una base de datos completa de la literatura mesopotámica.
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