¡Qué difícil es entender la nada! Estamos llenos de cosas, de pensamientos... tenemos horror vacui, abominamos del vacío; pero el concepto de la ausencia es tan importante...
Como contraste del algo, la nada se vuelve trascendente. Sin embargo aceptarlo y representarlo le llevó al ser humano milenios de práctica matemática. El cero, el primer número de la recta numérica, es el último que se computó.
Como especie nos creemos superior a nuestros primos homínidos extintos. No obstante hay indicios de que los neandertales hablaban y eso demuestra que nuestra singularidad en las aptitudes de abstracción, de consciencia y habilidades artísticas han sido compartidas por otras especies. En realidad, nuestra abstracción conceptual es una versión extendida de la que tienen otros animales; a saber, esto está comprobado en las aves y especialmente en los cuervos. Un grupo de cornejas negras (Corvus corone) fue entrenado por neurobiólogos de la Universidad de Tubinga en numerosidad elemental (capacidad para distinguir pequeñas cantidades de objetos). Los cuervos, al igual que los humanos, tenemos integrada en el cerebro una "línea numérica" en la que se representan cantidades de izquierda a derecha en orden creciente. Esta habilidad es, ni más ni menos, que lo que representamos en la recta numérica en primaria pero sin necesidad de estudiarla en el colegio. Pero lo novedoso es que los cuervos reconocen el cero y alguno es capaz de situarlo en su posición correcta a la izquierda de la línea. Incluso los investigadores identificaron las neuronas concretas que reconocen el concepto del cero en estas aves. Esta "evidencia" no es tan clara como pueda parecer: a la humanidad le costó milenios aceptarla (En Europa, por ejemplo, no se utilizó el cero hasta que la numeración árabe demostró su superioridad, en la Edad Media).
En la lejana Sumeria, en la antigua Mesopotamia, surgió el concepto del cero hace 5000 años pero la idea se propagó hacia el este dejando a egipcios, griegos y romanos faltos de un concepto elemental para sus matemáticas que adolecen de graves problemas en numeración y concepto. Sin embargo en la India (donde se ha hallado su primera representación gráfica y de la que se inspiraron los matemáticos árabes) ya se definía el cero como "el resultado de restar un número de sí mismo" (una "trivialidad" nada obvia)
Existían ya evidencias de que las abejas y los macacos entienden el concepto de cero. Los cuervos se añaden al club. Parece que las nociones matemáticas más abstractas hunden sus raíces en la biología del cerebro, biología que compartimos en buena parte con otros animales.
En el trabajo "Breve historia de la numeración, aparece un cuento del naturalista John Lubboek para explicar a los niños esta habilidad de los cuervos:
Los cuervos nos dan un baño de humildad: son capaces de entender un concepto matemático que, doy fe, en primaria no todos los niños llegan a entender adecuadamente. Al menos tal como se los explicamos. Quizá un maestro cuervo, experto en el robo de grano, podría enseñarles mejor que yo mismo, maestro de profesión.NOTA: Para más información leer el artículo de este mismo blog "La silla vacía"
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