Ir al contenido principal

Newton y la manzana

Newton se equivocó. ¡Mira que fue a buscar una explicación difícil para algo tan habitual!
Cayó la manzana, sí. Golpeó contra su racional y débil cabeza, también. Tenía que haber una explicación, por supuesto.
Pero no una ley. El corazón tiene sus motivos que la mente no puede comprender, como decía su colega Pascal. El culpable fue un gusano. El hambre le empujó. Tenía que vivir. Horadó las carnes de la fruta lozana y, después de trenzar múltiples túneles en la pulpa fresca, la manzana enfermó. La fruta, ya ajada, fue arrojada por su padre el árbol con fuerza. Cortó el cordón umbilical que le sustentaba con la rama y herida, casi muerta, fue apartada con fuerza de su compañía. Newton sintió el choque de un ser inaceptado en su cabeza.  ¿Sería la gravedad?. No fue el desapego. La falta de amor. Fue así, aunque tú (y Newton) nunca lo entenderéis.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía.

Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía. Hamlet, Acto 1 Escena 5 En esta obra, la más profunda de Shakespeare, Horacio y Hamlet -estudiantes en la Universidad de Wittenberg- conversan sobre quienes somos y cuánto sabemos. Horacio estudia Filosofía Natural (lo más parecido a la "ciencia" de aquellos tiempos). Con la arrogancia que caracteriza a algunos estudiantes cree que el Universo está bien conocido y entendido. Hamlet, en cambio, no está tan seguro... El mundo ha cambiado mucho en estos cuatrocientos años. Las realidades descubiertas por la ciencia han eclipsado la más exhuberante imaginación de cada época. Tan solo algunos genios proféticos idearon la posibilidad de la radio, el teléfono, la TV, el automóvil, los viajes espaciales... Y, a día de hoy, al igual que nuestro universo, las cosas que no sabemos parecen expandirse hasta límites infinitos. Siendo mucho lo que sabemos ya, es infinitamente menor de lo que nos f...

El árbol del bien y no del mal.

Existe en el Museo Británico un sello sumerio llamado El cilindro de la tentación. Su fabricación está fechada en torno al 3.500 a.C. Los sellos eran cilindros perforados para poder ser llevados al cuello y girados como un rodillo para imprimir sobre la arcilla blanda figuras en relieve, con dimensiones comprendidas entre los 3 y los 12 cm. de altura y los 2 y los 5 de diámetro. En ellos se representaban escenas variadas de tipo animalístico, religiosos o de interés público. En este caso, se presenta a un hombre y una mujer separados por un eje simétrico, el Árbol de la Vida.  Los logros de las civilizaciones de la vieja Mesopotamia no dejan de sorprendernos: Desde el origen del Hombre (que atribuyen a extraterrestres) con mediación de mensajeros -dioses- (del planeta viajero Niburu), pasando por sus extraordinarios avances sociales, bélicos, arquitectónicos, agrícolas, matemáticos, astronómicos, etc. Gracias a la traducción de sus tablillas de arcilla se va conociendo su ...

El hombre que midió la Tierra con un palo.

Pentathlos era un campeón. Destacaba en las más exigentes disciplinas de la mente. Era el atleta del pensamiento que sumaba más méritos en el conjunto de la cinco materias más relevantes del conocimiento griego: geografía, astronomía, filosofía, poesía y matemáticas. Pero su nombre, en realidad, era Eratóstenes y había nacido en Cirene (en la actual Libia) hacia el año 276 a.C. Sin embargo pasó su juventud en Atenas, educando su insaciable curiosidad con el estudio de los grandes pensadores griegos que le precedieron. Pentathlos pensaba en aquellos años de juventud en las playas próximas a Atenas. Se redrdaba a sí mismo paseando junto a su amigo Arquímedes por las playas de la ciudad y subiendo a las colinas cercanas para contemplar el horizonte del mar: aquella línea que se curvaba levemente en la lejanía. Desde lo alto observaban fascinados como los barcos desaparecían en la distancia aún nítidos a su vista penetrante: primero parecía hundirse el caso lentamente y luego el mást...