Ir al contenido principal

Historia de la Telegrafía óptica en España

La Telegrafía óptica en España

El precursor en españa de la telegrafía óptica es Agustín de Betancourt , políglota ingeniero civil y militar español, arquitecto, ensayista, precursor de la radio, telegrafía y la termodinámica; afrancesado que trabajó para el Reino de España y para el Imperio ruso. En 1796, Betancourt, se trasladó a París y allí, junto con Breguet, presentó al Directorio de la República el prototipo y los planos de un telégrafo óptico en el que venían trabajando desde 1787. Entonces comenzó una polémica con Claude Chappe acerca de las ventajas e inconvenientes de su telégrafo, polémica que no se resolvería hasta el definitivo informe favorable a Chapee de la Academia de Ciencias en 1796. Este mismo año regresó a España, donde fue nombrado inspector general de Puertos y Caminos.


Aparentemente, la máquina de Betancourt era muy sencilla. Constaba de un mástil en cuyo extremo giraba un travesaño, llamado flecha, girando sobre un eje en su parte central. La novedad se basaba en la posibilidad de discriminar variaciones de 10 grados en vez de los 45 grados necesarios por los otros sistemas, por lo que un simple indicador podía señalar 36 posiciones distintas. Esta precisión, la lograba sincronizando, mediante un juego de poleas, el movimiento de la flecha, con unas carátulas en los anteojos de observación y donde los operadores no tenían más que hacer coincidir el cursor que les aparecía en la lente con el ángulo observado. Este sistema, incluso, permitía la posibilidad de que el mensaje se fuera imprimiendo.

En 1798, se le encomendó la instalación de un telégrafo óptico entre Madrid y Cádiz y la organización en España de un cuerpo de ingenieros ferroviarios. Un año después inauguró la primera línea española de telegrafía óptica entre Madrid y Aranjuez, aunque tenía el proyecto de continuarla hasta Cádiz. Más adelante se construyeron diversas líneas locales, en Cádiz, Sevilla o Madrid, pero no sería hasta 1844 que se retomaría el proyecto original de cubrir todo el territorio nacional con la red de telegrafía óptica.

Cuarenta y tres años después, tras la subida al trono de Isabel II y el final de la primera Guerra Carlista, en 1841 se encargó al coronel José María Mathé el desarrollo de una red de telegrafía óptica, mejorando los sistemas anteriores, y en sólo diez años se crearon tres importantes líneas:
  • La línea de Castilla que iba de Madrid hasta Irún que comenzó a funcionar el 2 de octubre de 1846 y constaba de 52 torres que pasaba por Valladolid, Burgos, Vitoria y San Sebastián.
  • La línea de Andalucía: con 59 torres que comenzó a funcionar en 1850 pero no llegó hasta tres años después a Cádiz.
  • La línea Madrid-La Junquera o Catalana, que no se completó totalmente. El tramo Madrid-Valencia entró en funcionamiento en 1849, con 30 torres, y en diversos momentos funcionaron los tramos Valencia-Castellón, Barcelona-Tarragona, Barcelona-La Junquera y Tarancón-Cuenca.


Cuando en 1844 se dio el impulso necesario a la telegrafía óptica en España, ya se conocía la telegrafía eléctrica y se experimentaba en Europa desde 1840. La telegrafía eléctrica relegó a la telegrafía óptica rápidamente. En 1854 se completó la línea de telegrafía eléctrica entre Madrid e Irún, por lo que dejó de funcionar la línea equivalente de telegrafía óptica. En 1857 se desmantelaba la última línea óptica en servicio, la línea Madrid-Cádiz.






NOTA: 
Plano geoposicionado de las tres líneas de telegrafía óptica en España y posición de las torres.

Mapa Lineas-Torres




Comentarios

Entradas populares de este blog

Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía.

Hay más cosas en el cielo y la tierra, Horacio, que las que sospecha tu filosofía. Hamlet, Acto 1 Escena 5 En esta obra, la más profunda de Shakespeare, Horacio y Hamlet -estudiantes en la Universidad de Wittenberg- conversan sobre quienes somos y cuánto sabemos. Horacio estudia Filosofía Natural (lo más parecido a la "ciencia" de aquellos tiempos). Con la arrogancia que caracteriza a algunos estudiantes cree que el Universo está bien conocido y entendido. Hamlet, en cambio, no está tan seguro... El mundo ha cambiado mucho en estos cuatrocientos años. Las realidades descubiertas por la ciencia han eclipsado la más exhuberante imaginación de cada época. Tan solo algunos genios proféticos idearon la posibilidad de la radio, el teléfono, la TV, el automóvil, los viajes espaciales... Y, a día de hoy, al igual que nuestro universo, las cosas que no sabemos parecen expandirse hasta límites infinitos. Siendo mucho lo que sabemos ya, es infinitamente menor de lo que nos f...

El árbol del bien y no del mal.

Existe en el Museo Británico un sello sumerio llamado El cilindro de la tentación. Su fabricación está fechada en torno al 3.500 a.C. Los sellos eran cilindros perforados para poder ser llevados al cuello y girados como un rodillo para imprimir sobre la arcilla blanda figuras en relieve, con dimensiones comprendidas entre los 3 y los 12 cm. de altura y los 2 y los 5 de diámetro. En ellos se representaban escenas variadas de tipo animalístico, religiosos o de interés público. En este caso, se presenta a un hombre y una mujer separados por un eje simétrico, el Árbol de la Vida.  Los logros de las civilizaciones de la vieja Mesopotamia no dejan de sorprendernos: Desde el origen del Hombre (que atribuyen a extraterrestres) con mediación de mensajeros -dioses- (del planeta viajero Niburu), pasando por sus extraordinarios avances sociales, bélicos, arquitectónicos, agrícolas, matemáticos, astronómicos, etc. Gracias a la traducción de sus tablillas de arcilla se va conociendo su ...

El hombre que midió la Tierra con un palo.

Pentathlos era un campeón. Destacaba en las más exigentes disciplinas de la mente. Era el atleta del pensamiento que sumaba más méritos en el conjunto de la cinco materias más relevantes del conocimiento griego: geografía, astronomía, filosofía, poesía y matemáticas. Pero su nombre, en realidad, era Eratóstenes y había nacido en Cirene (en la actual Libia) hacia el año 276 a.C. Sin embargo pasó su juventud en Atenas, educando su insaciable curiosidad con el estudio de los grandes pensadores griegos que le precedieron. Pentathlos pensaba en aquellos años de juventud en las playas próximas a Atenas. Se redrdaba a sí mismo paseando junto a su amigo Arquímedes por las playas de la ciudad y subiendo a las colinas cercanas para contemplar el horizonte del mar: aquella línea que se curvaba levemente en la lejanía. Desde lo alto observaban fascinados como los barcos desaparecían en la distancia aún nítidos a su vista penetrante: primero parecía hundirse el caso lentamente y luego el mást...