Hoy, libando de flor en flor en la inmensa pradera de mi facebook, encontré este vídeo que me recordó inmediatamente uno aquellos breves relatos de ciencia ficción que compuse mientras estudiaba el aburrido temario de mi oposición a magisterio. Lo rescato y lo asocio a estas bellas imágenes. Te gustará.
- ¿Estás listo, Kint? De acuerdo: comenzamos el experimento.
Un leve zumbido se extendió por la sala. Kint se ajustó los sensores del cerebro y de los oídos y cerró los ojos. Palpó por última vez el sensor de las fosas nasales. Luego se relajó. La pantalla destellaba los últimos saltos de la cuenta atrás. A su lado, una hermosa flor, la Altea Rosae también llamada Malva Real, permanecía en su tiesto bien iluminada y regada para la ocasión. Diminutos sensores abrazaban sus tallos y se adherías a su pétalos y hojas.
En los cinco minutos que duraría el experimento iban a ponerse en contacto por primera vez en la historia un ser del reino vegetal con una inteligencia del reino animal. Los resultados serían trascendentales para la ciencia: ¿Cómo sería la sensibilidad de los seres vegetales? ¿Usaban alguna forma de comunicación?¿Cómo "pensaría" una Altea Rosae? ¿Qué opinaría de su existencia?... Todas estas preguntas iban a tener respuesta dentro de unos segundos.
Mientras el rostro de Kint mostraba la calma beatífica de un profundo sueño, el contador digital alcanzó los dígitos finales: 5:00. Automáticamente se desconectaron los sensores. Una expresión de profundo dolor se mostró en la cara de Kint. Ante el asombro de todos, pedía desesperadamente:
- ¡Por favor, dejadme ser flor...!
Altea Rosae
Un leve zumbido se extendió por la sala. Kint se ajustó los sensores del cerebro y de los oídos y cerró los ojos. Palpó por última vez el sensor de las fosas nasales. Luego se relajó. La pantalla destellaba los últimos saltos de la cuenta atrás. A su lado, una hermosa flor, la Altea Rosae también llamada Malva Real, permanecía en su tiesto bien iluminada y regada para la ocasión. Diminutos sensores abrazaban sus tallos y se adherías a su pétalos y hojas.
En los cinco minutos que duraría el experimento iban a ponerse en contacto por primera vez en la historia un ser del reino vegetal con una inteligencia del reino animal. Los resultados serían trascendentales para la ciencia: ¿Cómo sería la sensibilidad de los seres vegetales? ¿Usaban alguna forma de comunicación?¿Cómo "pensaría" una Altea Rosae? ¿Qué opinaría de su existencia?... Todas estas preguntas iban a tener respuesta dentro de unos segundos.
Mientras el rostro de Kint mostraba la calma beatífica de un profundo sueño, el contador digital alcanzó los dígitos finales: 5:00. Automáticamente se desconectaron los sensores. Una expresión de profundo dolor se mostró en la cara de Kint. Ante el asombro de todos, pedía desesperadamente:
- ¡Por favor, dejadme ser flor...!
Precioso vídeo!
ResponderEliminarEl relato me dejó con ganas de más. =)))
saludos :D
Pues habrá mas... Repasaré mis antiguos relatos.
Eliminar