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Chapuceando con la e-bike 20 pro de moma

"Ciencia es descubrir y entender el mundo, nunca dejar de ser curiosos y, sobre todo, preguntarse el porqué de las cosas. Los científicos son un poco como niños pequeños, tratando de descubrir y sobre todo de entender los intrigantes misterios del mundo que nos rodea..."
OLGA SANTISTEBAN OTEGUI (6 SEP 2020) EL PAÍS. CARTAS AL DIRECTOR.



Compré una bici eléctrica en noviembre. Me decanté por una de tipo urbano (bici de asfalto, aunque admite caminos con buen firme). Elegí el modelo moma E-biki 28 pro por ser bonito, aparentemente robusto y asequible.


Fueron 1000 euros que gasté a cambio de un enorme paquete que me llegó al cabo de pocos días. Hube de armar las partes (previamente premontadas) y ajustar el conjunto. Finalmente dejé lista una bici bonita (llama la atención del transeúnte y otros ciclistas) en color gris, de elegante diseño y aspecto robusto. Inmediatamente la probé por el barrio.
Inflé ruedas, ajusté el manillar, probé frenos, investigué el funcionamiento del display... y, tras el invierno,  cuando empezaba la primavera y el momento propicio para su disfrute llegó la pandemia y con ella el confinamiento. Allí quedó en un rincón , bajo el porche a la espera de la fase que me permitiera salir por los alrededores. Desde noviembre a mayo, durmió en el garaje. Tan solo cargué la batería la primera vez.
Seis meses después de la copra, en la fase 2 de la alerta por coronavirus, empecé a usarla. Realicé algunos trayectos por la urbanización, por los pueblos cercanos y corregí alturas (del sillín, del manillar...) y posturas corporales (estaba acostumbrado a doblar el espinazo en las bicis todoterreno, mientras que aquí vas tieso como una vela). Finalmente la dejé en óptima disposición. Añadí una alforja sujeta con bridas al transportín (de tubos demasiado gruesos para su anclaje) y allí metí lo útiles de reparación (bomba, parches, etc...) y otras cosas necesarias (guantes, bidón de agua, un polar, documentación, teléfono, llaves...).
Las sensaciones eran buenas. Había que pedalear (no me quejo por ello, el ejercicio es necesario y saludable), la potencia respondía bastante bien (las cuesta muy pronunciadas seguían siendo cuestas pero se hacía más soportables...) Eso sí, sin apoyo eléctrico arrastrar la bici era como cargar un muerto.

Pronto fuí el rey de las comarcales en el entorno de Cabanillas del Campo llegando a realizar trayectos impensables con mi bicicleta anterior. Pero enseguida comenzaron los problemas.
En primer lugar, la autonomía prometida (entre 80 y 120 km, según las fuentes) se reducía a unos 60-70 km dependiendo del peso, desnivel, tipo de ayuda elegido, viento, firme... En las carreteras de la zona (comarcales con colinas más o menos suaves y mi peso de 80 kg, puedo llegar a 65 km, en el modo ECO -el más económico en uso energía-). Por otro lado las instrucciones advertían que no se debía llegar al agotamiento de la batería pues "quizá el cargador no sería capaz de recuperarla", con lo que a 10 km de casa y con el indicador de vacío vas acojonado el resto del tiempo. Había germinado en mí la idea de terminar el Camino del Cid en bicicleta (una rodilla mal operada de menisco me impide andar con normalidad), pero decidí comprar otra batería de repuesto para poder hacer, al menos, 100 km. diarios.

Los problemas técnicos llegaron pronto. En mis primeras salidas largas, tras un uso continuo durante 2-3 horas en días calurosos la batería se calentaba y posiblemente aumentaba de tamaño por la dilatación. Al estar integrada en el cuadro se encajaba de tal forma que no había forma de sacarla. Esto me ocurrió varias veces (luego cuento como lo resolví). En la primer ocasión contacté con la casa y les planteé el problema. Cuando me respondieron (hubo apremio por mi parte, pues parecían desentenderse) me comunicaron que por causa de la pandemia y la extraordinaria demanda de bicicletas eléctricas que había traído consigo, el servicio técnico estaba suspendido y solo funcionaba la venta (no dejé de preguntarme por la lógica del asunto: si aumentan las ventas el negocio marchaba viento en popa y podrían aumentar la plantilla atendiendo las incidencias, digo yo...). Cuando envié el aviso de que la batería se había quedado encajada sin posibilidad de extraerla añadí la petición de información para la compra de otra batería pensando en mi futuro viaje. A la segunda petición (venta asegurada con mínimo costo laboral) me respondieron rápidamente indicando forma de pago y envío tras recepción. Así pues, efectué la transferencia de 300 euros solicitada (cara me parece) y recibí el bulto (eso sí en un estado lamentable...).

Pero la respuesta a mi avería no llegó (y aún no ha llegado, meses después). El servicio al cliente responde con un curioso mensaje automático cuya redacción no tiene desperdicio:


Así que, si quería seguir utilizando la bici y harto de esperar, decidí arriesgarme a extraerla yo mismo con la ayuda del propio ingenio y precarias herramientas.

El hecho de que la batería estuviera embutida en el cuadro, sin ningún resalte de donde tirar hacía casi imposible su extracción. Probé a darla algunos golpes con un mazo de goma, a insertar un destornillador por la delgada ranura, a empujar hacia arriba y abajo... solo conseguí arañar su cubierta y alterar las condiciones de la garantía (que por otra parte, y después de 3 meses de confinamiento, había caducado por una semana. ¿Tendrían en cuenta este hecho en la reparación o la pandemia solo era excusa en su favor para negar el servicio técnico? 
Estudiando reposadamente el tema pensé en alguna forma de empujar hacia afuera la batería. No había posibilidad de apalancar sin dañar la cubierta así que decidí insertar por la ranura una cuerda de rafia (cinta plástica resistente empleada en jardinería). Logré introducir y encajarla por dentro de la ranura para poder tirar con fuerza, pero ni por esas....

Desesperado me decidí por aplicar los principios elementales de la física (estudiar sirve para algo). Para reducir el volumen de la batería empotrada la cubrí con papel poroso empapado en agua sobre un pedazo de aluminio -el objetivo es que, por evaporación del agua, enfríe el dispositivo- y dejé la bici al sol unas horas para que el cuadro se calentara. Al cabo de 2-3 horas el cuadro estaba caliente y la batería fría (es decir el cuadro habría dilatado y la batería encogido). Tirando ahora con la cuerda de rafia logré extraerla, no sin gran esfuerzo, lo que me llevó a doblar la llave que bloquea la batería, la cual debía tener girada en todo momento mientra realizaba la maniobra.

Este problema volvió a aparecer en varias ocasiones más. Y lo resolví de la misma manera. Pero un día, al colocar la batería completamente cargada, el display se apagó tras permanecer encendido unos instantes. Extraí y reinstalé varias veces la batería y lo mismo: apenas se iluminaba unos segundos y se apagaba. En alguna ocasión se mantuvo encendido varios minutos, pero al mover la bici volvía a apagarse.


Pensé entonces que tendría que adquirir un display nuevo pero el servicio técnico y de repuestos de moma no lo ofrecían ni daban información del modelo. Nada en la red sobre como adquirirlo o los problemas que pudiera presentar. De hecho la marca y fabricante son completamente desconocidos para el público, al parecer solo momabikes conoce o fabrica ese componente.


Examiné cuidadosamente la batería. Me fijé especialmente en la pinza metálica donde se enchufa al cuadro, uno de los bordes estaba ligeramente deformado (por el calor, al parecer). Desmonté la batería (el interior ofrece un aspecto bastante chapucero, con un controlador integrado, un pequeño lío de cables y mucho pegamento termofusible. No observé nada quemado o estropeado. Lo monté de nuevo (ojo con las juntas, que bailan un poco). La avería no parecía estar en esa parte.




Probé la nueva batería en la bici y ¡todo funcionaba!, así que el problema era de la batería ¿pero cuál?
Finalmente, se me ocurrió que quizá (por efecto del roce o la dilatación) no encajaba bien o el contacto con los bornes era defectuoso. Eso explicaría la intermitente conexión al display. Un pequeño pedazo de papel de aluminio doblado en U dentro del borne solucionaba el problema. Parecía increíble pero así de fácil se solucionaba el problema. Una opción más confiable es usar un trocito de chapa de bote de bebidas. Esta fue una solución momentánea que invitaba al optimismo pues la bici volvía a funcionar. Desgraciadamente la delgada chapita produce leves chisporroteos en los contactos que acaban quemando la zona de contacto y vuelven las desconexiones en medio de los trayectos hasta volverla inutilizable.  

NOTA: La única solución a la que pude acogerme fue solicitar otra batería.  Tras recibirla, comprobé, asombrado, que habían añadido en los laterales unos rebajes para facilitar la extracción. Es decir, el problema era frecuente y había sido detectado por varios usuarios. Los ingenieros de turno habían decidido modificar ligeramente la carcasa para poder engancharla con algún tipo de pinza en extracción obligada. 


CONCLUSIÓN
Esta bici es un producto de alto coste, de diseño aceptable, que se inutiliza en mi caso por ciertos elementos un tanto chapuceros en la fabricación y que, por otro lado, no tiene asistencia ninguna (con la excusa del coronavirus). ¿Saben esto los de momabikes? ¿Lo saben los usuarios o potenciales compradores?
No hay en la red ningún comentario al respecto. Las opiniones respecto a la bici son muy positivas, pero no es mi caso y lo expongo. Curiosamente la bici aumentó su precio durante la pandemia y algunos establecimientos de venta on line declaran que es un producto agotado. Estoy seguro de que este problema es común en estos modelos ¿No ofrece la compañía reparación o soporte al mismo? ¿Seguirán eternamente con la excusa de las gran demanda de este producto estrella que les imposibilita la asistencia post venta? ¿Y la garantía para qué sirve? ¿Sólo trabajan para vender nuevas unidades? ¿Qué pasa con los que tienen alguna avería? ¿Dónde y cómo la arreglan?
Si no fuera por estas iniciativas personales estaría sin bici desde hace cuatro meses. ¿Es esto de recibo? ¡Por Dios, es un producto que supera los 1000 euros!
                                                                                                

Comentarios

  1. Hacía tiempo que no publicaba en este blog. Tengo en capilla un par de artículos pero no me he decidido a terminarlos. Pero las necesidades de la vida cotidiana me brindan la oportunidad de escribir un artículo sobre la actitud científica descendiendo al nivel de la chapucería casera. Mi bici eléctrica se avería. Lo habitual es llamar al servicio técnico, apelar a la garantía posible, etc... pero ante la pandemia covic cada uno ha de apañarse como puede.
    Como en mi entorno soy una "especie rara" que no suele tirar los viejos aparatros, aunque se estropeen; como defensor de una segunda vida de las cosas; escribo este artículo sobre la actitud ante las averías y como denuncia de la compañía momabikes que se está haciendo de oro con la crisis del virus covic.
    (Este artículo recuerda un poco al "Frigobici" también publicado en el blog hace tiempo).

    ResponderEliminar
  2. En la página web de amazon en Alemania hay varios comentarios negativos sobre momabikes, relatan también problemas con la batería y el display, y sobre todo el terrible servicio técnico de momabikes. Sin embargo, excepto esta, no he encontrado páginas en español con comentarios negativos sobre esa empresa. Me parece extraño.

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