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Todo bajo el cielo




Este fin de semana decidí sumergirme en uno de mis sueños. Y, tras unos días de lectura enfebrecida, quise escribir una entrada contando las maravillas de esta ilusión vivida en el reino de Morfeo; el tema lo merecía. Lo hice de la mano de un relato de aventuras de la escritora Matilde Asensi, que había descubierto leyendo su "Peregrinatio", una historia sorprendente y un tanto alambicada del Camino de Santiago llena de referentes históricos y legendarios bastante saturada de esoterismo y misterio.

Prendidos con alfileres las fechas, los lugares y los complicados nombres de los personajes chinos, he tenido que investigar de nuevo los detalles relativos a esta maravilla incógnita de la humanidad. Quizás nos encontremos con el mayor y más importante tesoro localizado y no explorado de la historia. Porque el tesoro existe y está perfectamente localizado en el mausoleo del Primer Emperador de China Qin Shi Huang (259-210 a.C.).  Éste, el Señor de Xian,  se llamaba en realidad Zheng Ying y su origen no está del todo claro. Algunos historiadores defienden que aunque sus padres oficiales fueron Zichu , - que era hijo del soberano Anguo - , y la concubina Zhao Ji; en realidad era hijo ilegítimo de un comerciante llamado Lü Buwei. Sea como fuere, a los 13 años subió al trono y, debido a su juventud, se estableció una regencia en la que tomaron parte activa su madre, Lü Buwei y Lao Ai. Al cumplir 22 años tomó las riendas de su destino y mandó asesinar a Lao, destituyó a Lü y encarceló a su madre. Pronto consiguió anexionarse todos los reinos de China a base de sembrar la discordia entre los estados vecinos. Además, unificó los pesos, las medidas, la moneda y la escritura. Esta última apenas ha cambiado desde entonces. Por si fuese poco, ordenó construir carreteras y ensamblar todos los sectores de las murallas construidas por los otros reinos, dando forma a la famosa Gran Muralla. Mientras tanto, intercalaba todas estas agotadoras actividades con su auténtica obsesión: la construcción de su mausoleo eterno. Mientras, el pueblo se sumía en la miseria y el hastío. Se sabe que multitud de intelectuales de la época fueron asesinados por ejercer la crítica a sus métodos. Así mismo, ordenó la quema de aquellos libros que no hablasen de plantas medicinales y horticultura, quedándose él con copia de todos ellos (¡Qué increíble tesoro para la historia ignota encontrar intactos estos volúmenes en el interior del mausoleo). En su empeño por lograr el elixir de la inmortalidad fletó dos expediciones hacia el Báltico (lugar donde se suponía la existencia de una isla con una planta de la que se obtenía el preciado elixir). La historia de ambas expediciones contiene material suficiente para fascinantes novelas. Ambas expediciones fracasaron y el emperador se aferró a una triste inmortalidad subterránea.

La obsesión por trascender de esta vida mortal llevó a este emperador a iniciar la construcción de su gigantesco hipogeo cuando tenía 13 años y acababa de subir al trono. Su construcción se prolongó durante 37 años y duró hasta su muerte. En ella participaron centenares de miles de trabajadores (entre cien y setecientos mil, según la época). La posición y estructura del mausoleo se diseñaron imitando la ciudad de Xianyang, capital del Imperio Qin. Sus dependencias llegaron a tener 66,25 km cuadrados. Disponía de un sofisticado sistema de drenaje que lo ha mantenido seco durante más de 2000 años y la pirámide interior alberga tres pisos superpuestos. Se emplearon ingentes cantidades de costosos materiales : enormes objetos de bronce, grandes estanques de mercurio, innumerables y exóticos tesoros... Con su muerte, en el año 206 a.C. se selló la tumba enterrando en vida a los obreros, los animales del zoo y las mil concubinas sin hijos del emperador. El mausoleo piramidal de 345 x 350 m. de base), que llegó a alcanzar los 115 m. de altura (hoy la erosión lo ha reducido a 76), estaba rodeado de una muralla exterior de 6 kilómetros, En su interior se añadió otra muralla con cuatro puertas. El conjunto fue cubierto con una gruesa capa de tierra y sobre ella se plantaron árboles y arbustos. Mientras tanto, la civilización occidental en el Mediterráneo, se debatía en las guerras púnicas entre Cartago y Roma.

Cuando Matilde Asensi publicó su libro, en 2006,  ya se contaba con abundante información sobre esta colosal construcción aunque, con posterioridad se han obtenido informaciones mucho más detalladas . La imaginación de la escritora, junto con la documentación que reunió, conforman una aventura increíble (ese sería su mayor defecto) pero apasionante. El respeto por la milenaria cultura china, su admiración por la filosofía de este pueblo, sus referencias a su historia, la descripción de sus obras de arte y sus tesoros... es la parte más didáctica y creíble. Pero lo que a mí, personalmente, me excita es la descripción del gigantesco mausoleo, las suposiciones que la autora -apoyada en referencias históricas- hace de la fascinante tumba: grandiosa, aterradora y magnífica. Todo ello aderezado con ligeros toques de humor, con pequeños detalles psicológicos de los personajes y el continuo contraste entre la civilización occidental (representada por Elvira, su hija adoptiva Fernanda, y el  periodista alcohólico Paddy) y la china (personificada por Lao Jiang, Biao y los monjes Saolín con los que convive). La protagonista, Elvira, es una pintora española, afincada cómodamente en París, cuya vida se ve trastocada por la muerte de su marido en China. Entonces ha de enfrentarse a una cultura y peligros exóticos lo que hace con cierta frivolidad (todos los héroes son frívolos ante la muerte). Los enigmas, los juegos mentales, los acertijos se suceden a la manera de "El código Da Vinci" sin desmerecerlo en ningún momento. El juego del Go, los cuadrados mágicos, los enigmas milenarios, los laberintos... todos ellos fueron recopilados por la autora para servir de llave a las estaciones de paso en el camino al corazón del mausoleo donde el féretro de hierro del emperador gravita inmóvil en el espacio sujeto por las fuerzas magnéticas de unas paredes de magnetita. Por el camino, a través de los cinco niveles que la autora se imagina para el mausoleo, Asensi se aplica a la descripción de obras de arte incomparables, de riquezas inabarcables, de vastísimas e imponentes construcciones subterráneas. Abriéndose paso, la autora, va dando cuenta de los descubrimientos de la antiquísima civilización china: el uso del metano canalizado para iluminación, las antorchas de este mismo gas, la brújula,  los avances matemáticos (cuadrados mágicos), las complejas soluciones arquitectónicas, la truculenta ingeniería de las trampas, los antiquísimos sismógrafos, la avanzada metalurgia, la antigua sabiduría de sus alquimistas, la formidable producción de azogue (mercurio) de sus minas, las sofisticadas luminarias de aceite de ballena, la farmacopea de sus médicos... y no menores en importancia: la espiritualidad, la extraña filosofía oriental, el dominio de la energía del cuerpo, las artes marciales, el control emocional...

Lo que estremece y excita aún más es que esta novelada visualización del interior del mausoleo pueda tener, aún en una mínima parte, verosimilitud y que, quizá antes de nuestra muerte, seamos capaces de comprobarlo. El túmulo funerario existe y está localizado. Se sabe con seguridad el nombre del sitio: Está flanqueado a kilómetro y medio, por el formidable ejército de terracota salido a la luz en 1974. Cuando las autoridades chinas estimen oportuno, se abrirán paso los arqueólogos en la tumba para descubrir una de las maravillas cantadas de la humanidad. En cualquier caso, el Gobierno chino no quiere correr ningún riesgo y se niega a conceder todavía los permisos para investigar la pirámide y el palacio de Qin. Pekín considera que no existe tecnología suficientemente avanzada como para asegurar que el interior no se vea afectado con la apertura, y prefiere esperar al momento adecuado. Se piensa que las ballestas, por miles escondidas entre los muros de acceso, aún funcionan (los chinos recubrían sus armas de bronce con una capa de cromo que las hacía resistentes a la oxidación), el mercurio (cuya existencia desproporcionada ha sido detectada por meticulosos análisis del terreno) podría resultar fuertemente tóxico con el paso de los años, incluso se habla de trampas explosivas... El palacio, que ya ha sido parcialmente mapeado en 3D usando escáneres volumétricos, ocupaba un espacio de 170.000 metros cúbicos. Esa es una cuarta parte del tamaño de la Ciudad Prohibida de Pekín.

Una sombra de duda recae sobre el destino de este tesoro. Según las crónicas "Historia de Han" y el "Libro de los Ríos", el mausoleo fue destruido cuatro años después por el general rebelde, Xiang Yu. Li Daoyuan (466-527), autor del Libro de los Ríos, hizo constar que Xiang Yu, después de tomar la capital Xianyang, empleó a trescientas mil personas para sacar las joyas del mausoleo durante 30 días, y no logró acabar con todo. Posteriormente, los ladrones robaron el ataúd de bronce del Primer Emperador. Luego, un pastor entró al palacio subterráneo con una antorcha en busca de sus ovejas perdidas e incendió por incauto todo el mausoleo y dicen que el incendio duró más de 90 días.Esta es la versión más popular sobre el destino del mausoleo. Sin embargo, en los Registros Históricos, escritos 100 años después de la muerte del Primer Emperador de Qin por Sima Qian, hay un capítulo especial dedicado a ese emperador en el que nunca se hace referencia a la destrucción de su mausoleo.

Los arqueólogos chinos que han llevado a cabo investigaciones sobre el mausoleo, en las que han abierto más de 200 pozos de exploración sólo han descubierto dos pozos excavados por ladrones de tumbas. Los pozos tienen 90 milímetros de diámetro y nueve metros de profundidad. No obstante, los pozos de los ladrones se ubican a centenares de metros del centro del mausoleo y no logran llegar al palacio subterráneo. Es así que, quizás, para admiración y regocijo de la actual civilización; tengamos que contemplar con humildad las extraordinarias realizaciones de un pueblo al que nunca supimos apreciar y que tanto nos ha podido enseñar. Entre otras cosas, sí, la dictadura y la locura; pero también la espiritualidad, el arte, la perseverancia y la ciencia.




NOTAS:
Para los interesados en este libro y en el magnífico mausoleo del Primer Emperador os dejo estos interesantes enlace:

SINOPSIS DEL LIBRO: 

Elvira, una pintora española afincada en París, recibe la noticia de que su marido ha muerto en su casa de Shanghai. Acompañada por su sobrina, parte desde Marsella en barco para recuperar el cadáver de Rémy sin saber que este viaje es sólo el principio de una gran aventura por China en busca del tesoro del Primer Emperador.
Al pisar por fin tierra firme después de una travesía interminable, comenzará para Elvira y Fernanda la mayor peripecia que nunca hubieran imaginado vivir. Sin tiempo para reaccionar, se verán perseguidas por los eunucos imperiales y los sicarios de la Banda Verde, que quieren robarles el «cofre de las cien joyas».
Huyen en un viaje apasionante por el corazón de China hasta Xi'an, donde, con la ayuda del anticuario Lao Jiang, la sabiduría oriental del maestro Jade Rojo y la inteligencia de Biao, podrán descifrar las claves y superar las arriesgadas pruebas para encontrar el tesoro de la tumba del Primer Emperador y la última pieza del secreto mejor guardado de la historia de la Humanidad.

LA AUTORA: 

Matilde Asensi cursó estudios de periodismo en la Universidad Autónoma de Barcelona y trabajó durante tres años en el equipo de informativos de Radio Alicante-SER.

Después pasó a RNE como responsable de los informativos locales y provinciales, ejerciendo simultáneamente como corresponsal de la agencia EFE, y colaborando en los diarios provinciales La Verdad e Información. Desde 1991 desempeñó un puesto de trabajo en el Servicio Valenciano de Salud. Ha sido finalista de los premios literarios Ciudad de San Sebastián(1995) y Gabriel Miró (1996) y ha ganado el primer premio de cuentos en el XV certamen literario Juan Ortiz del Barco (1996), de Cádiz, y la XVI edición del premio de novela corta Felipe Trigo (1997), de Badajoz. La obra de Asensi ha sido traducida a 12 idiomas, estando presente en países como Estados Unidos, Rusia, Alemania, Corea, Lituania, Francia e Italia, entre otros.

Con 5 títulos en el mercado y más de 3.000.000 de ejemplares vendidos, Matilde Asensi se ha convertido en la autora española que más vende. De El origen perdido, su anterior novela, lleva vendidos 500.000 ejemplares.


APARTADO GRÁFICO: 

Recorrido de los protagonistas a lo largo de la novela.


Monasterios de las montañas Wudangs, donde los protagonistas
recibe ayuda de los monjes expertos en artes marciales.


Vista aérea de la colina-túmulo.


Colina artificial donde se asienta el Mausoleo del emperador. en la vertiente 
norte de la Montaña Lishan a 5 km del Dist. Lintong de la ciudad de Xi´an, 
provincia de Shaanxi.

Acceso turístico a la colina del Mausoleo. 


Infografía de la Pirámide bajo la Colina con las murallas
exterior e interior, las cuatro puertas y los tres niveles.


Imaginaria representación del interior del palacio en el túmulo.


Disposición del túmulo y los alrededores con los numerosos descubrimientos.

Comparativa de los respectivos tamaños de las construcciones 
funerarias más grandes del mundo.

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